domingo, 29 de noviembre de 2015

La muerte de Cristo


Lo único que podemos tomar como base para recibir la salvación es el glorioso y sublime acto de los sufrimientos y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, pues quien sufrió y murió es Dios manifestado en carne. Fue Dios quien sufrió y fue la sangre de Dios en la persona de Jesús de Nazaret, El Hijo, la que fue derramada, la sangre del Creador de todo cuanto existe.
Hechos 20:28
Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos para apacentar la iglesia del Señor [dseós, (Dios)] la cual Él ganó por su propia sangre,
La acción de un sacrificio perfecto para darle solución a una necesidad de todo un Universo contaminado por el pecado, fue el costo del sacrificio que solamente el mismo Dios podía hacer, la muerte de El Hijo de Dios.
¿Tienes límites este sacrificio? ¿puede el ser humano limitar la sangre de Cristo a sólo unos cuantos?
El mensaje Evangélico de que Cristo murió por el pecado es real y verdadero, Él es la ofrenda por el pecado.
1Corintios 15:3
Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
Levítico 7:37
Esta es la ley del holocausto, de la ofrenda, del sacrificio por el pecado, del sacrificio por la culpa, de las consagraciones y del sacrificio de paz,
Jesús fue para Dios, el holocausto, la ofrenda, el sacrificio por el pecado, el sacrificio por la culpa, las consagraciones y el sacrificio de paz.

La Biblia no limita el propósito de la muerte de Cristo solamente a la necesidad de la persona pecadora, sino que también se amplía y extiende a que como el mal iba a ser una realidad, habría que ser juzgado, y esto también dentro del Plan divino de Dios ya que Cristo era el Cordero .
1Pedro 1:20
Él estaba destinado desde antes de la fundación del mundo, pero ha sido manifestado en los últimos tiempos por amor de vosotros.
La salvación se basa en la sangre de Cristo derramada en la Cruz. El valor salvífico está conectado directamente con la muerte de Cristo, pues es en su muerte y muerte de cruz, en donde Cristo provee la redención, la reconciliación y la propiciación.
Por lo tanto lo que Dios presenta a un mundo pecador como único medio de salvación del alma sin hacer acepción de personas, es CREER en ese sacrificio de sangre en la Cruz del Calvario realizado por su Hijo Jesús de Nazaret.
De esa forma queda resuelto el conflicto más grande que Dios tuvo que afrontar, que es ¿cómo puede Dios permanecer justo y al mismo tiempo, justificar al impío sin que este ponga de su parte otra cosa que el creer en Jesús?
Romanos 3:22-26
 22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él, porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, 24 y son justificadosr gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con miras a manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
Con respecto al sacrificio de Cristo la Palabra de Dios nos dice que este acto de sufrimientos y muerte es un sacrificio cruento ofrecido por el pecado por un sustituto que muere en lugar de los pecadores. Ese sacrificio de Cristo en la cruz, es la esencia del cristianismo, porque concentra en sí mismo todo lo que la sabiduría, el poder y el amor de Dios significan con relación a los pecadores.

Así es, Cristo sufrió y murió por ti y por mi, como pecadores que somos, pero la promesa de salvación es para los que creen en tal sacrificio. Porque, mediante la muerte de Cristo, Dios está propicio, y los pecadores pueden ser salvos, y los fieles pueden ser restaurados sin reproche ni castigo por parte de Dios. El Salvador ha muerto y ha resucitado, está vivo, esto es lo que hay que creer, y esta creencia conduce a la salvación del alma.

Lucas 19:10
porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

El Espíritu Santo llama, ilumina, engendra la fe y aplica todo el avalor de la muerte de Cristo a todo aquél que de esta manera cree, al escuchar el Evangelio de Salvación de Cristo.


 

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